El presidente de Argentina, Javier Milei, decidió modificar o derogar mediante un megadecreto más de 300 leyes y normas con la finalidad de desregular la economía del país.
Argentina no registra un cambio tan drástico como el que pretende imponer Milei con su «motosierra», convertida en símbolo de la determinación a destrabar el Estado argentino mediante recortes al gasto público.
Impacto en la vida cotidiana
Un informe de AFP recuerda que, diez días después de asumir la Presidencia, Milei presentó al país su Decreto de Necesidad y Urgencia, con 366 artículos.
Este deroga la ley de alquileres, con lo que queda liberada por completo la relación entre propietario e inquilino, sin plazos, sin límites en los aumentos e incluso permite pagos en cualquier moneda, lo que el propio Milei reconoció como una «pre-dolarización» de la economía.
Se elimina la ley de abastecimiento que intentaba impedir la especulación de los grandes proveedores de alimentos, justo cuando los precios de artículos de primera necesidad están fuera de control.
Se derogan normas de protección a los trabajadores: aumentan de tres a ocho meses los períodos de prueba. Se modifican a favor de las empresas los regímenes de indemnizaciones por despido sin causa y quedarán suprimidos los convenios laborales en vigor desde 1975 para discutir nuevas disposiciones.
La «motosierra» de Milei también entra al negocio del fútbol con la creación de Sociedades Anónimas Deportivas, pese a que la reciente asamblea de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) reafirmó el régimen de sociedades civiles sin fines de lucro, con el voto de más de un millar de entidades y sólo una disidencia.
Queda prohibido limitar exportaciones de cualquier índole y se liberan los servicios de internet digital, abriendo explícitamente la puerta a la empresa Starlink que maneja el magnate Elon Musk, fan del presidente argentino en su red social X.
El objetivo de este decreto
El informe de AFP también recuerda que Milei prometió durante su campaña abrir la economía por completo a las importaciones, sin proteger ningún sector, ni siquiera el de la pequeña y mediana empresa, en momentos en que la pobreza es de más de 40%.
«El objetivo es comenzar el camino de reconstrucción del país, devolverle la libertad y autonomía a los individuos y empezar a desarmar la enorme cantidad de regulaciones que han detenido, entorpecido e impedido el crecimiento económico», explicó.
A las protestas rebate: «Puede ser que haya gente que sufre síndrome de Estocolmo. Están enamorados del modelo que los empobrece».
Los bancos podrán cobrar sin límite las tasas de interés por moras en tarjetas de crédito, en momentos en que gran parte de la población está endeudada para financiar hasta sus compras alimentarias.
Deroga la ley de movilidad jubilatoria: los eventuales reajustes quedarán a discreción del gobierno. El derecho a huelga, consagrado en la Constitución, queda de hecho limitado al mínimo con la exigencia de cumplimiento de entre 50% y 75% de las actividades.